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lunes, 5 de septiembre de 2011

Un ataque del Gobierno, una sospecha latente



La versión oficial del ataque el 11 de Septiembre de 2011 no convenció a muchos y los escépticos analizaron “lo que en realidad ocurrió”





CIUDAD DE MÉXICO (01/SEP/2011).- Los escombros del World Trade Center (WTC) aún humeaban cuando en internet había quien ya dudaba que lo ocurrido en Nueva York, Washington y Pennsylvania aquel 11 de septiembre de 2001 fuera obra de terroristas venidos de fuera.




“¿Cómo pudo suceder una cosa así en el país más poderoso del mundo?”. La respuesta no tardó en llegar: “Nadie, más que el Gobierno de Estados Unidos, tiene la capacidad de montar algo semejante”. Fue así como comenzaron a surgir las llamadas “teorías de la conspiración”.




Insatisfechos con las versiones oficiales, algunos familiares de las víctimas del S-11, estadounidenses y personas de distintas partes del mundo empezaron a buscar —y a dar— sus propias explicaciones sobre lo ocurrido. Nacieron grupos como el 9/11 Truth Movement (Movimiento de la Verdad), que asegura que el S-11 fue una “Operación Bandera Falsa”.




Según los proponentes de esta teoría, el Gobierno necesitaba un nuevo “Pearl Harbor” para impulsar la imagen del presidente George W. Bush, que a unos meses de haber asumido gozaba de muy baja popularidad, y para justificar guerras y leyes como la que se aprobaría justo después de los ataques, el Acta Patriota.




Poco a poco, los “escépticos del S-11” fueron ganando terreno, principalmente en la red. En 2006, una encuesta de Scripps Howard reveló que 36% de los estadounidenses consideraba “muy probable” o “algo probable” que el Gobierno hubiera permitido u organizado los ataques.




En 2008, una encuesta de WorldPublicOpinion.org aplicada en 17 países indicó que 15% creía al Gobierno de EU responsable de los atentados; 7% culpó a Israel.




Las teorías de la conspiración pueden dividirse en dos tipos: las que sugieren que EU no organizó los ataques, pero los dejó ocurrir por “conveniencia”, y las que apuntan directamente al Gobierno de Bush como responsable.




Explosiones controladas




La más popular de las teorías es la de explosiones controladas, y no los aviones secuestrados, como causantes del desplome de las torres Norte y Sur del WTC, así como de la Torre 7, que se vino abajo sin haber sido tocada por avión alguno. El combustible de los aviones por sí solo, dicen, no bastaba para fundir el acero de los edificios y hacerlos caer.




Fotos que mostraban el polvo saliendo de varios pisos de las torres eran la prueba, dijeron, de que se produjeron detonaciones controladas. LooseChange, un video de 90 minutos defendiendo esta teoría, pronto se volvió el favorito de la red. La cinta muestra no sólo fotos, sino documentos y testimonios para avalar esta tesis.




Steven Earl Jones, físico estadounidense, es uno de los principales defensores de esta tesis, que presentó en otoño de 2006.




Otra vertiente de esta teoría es que los aviones que se estrellaron contra las torres no eran comerciales, sino militares, y que llevaban misiles que dispararon contra los edificios.




Los israelíes y la Bolsa “sabían”




Se dijo, también, que los israelíes sabían con antelación de los atentados, que por eso aquel 11 de septiembre no se presentaron a trabajar y no hubo víctimas judías. Pero información biográfica compilada por The New York Times revela que al menos 400 de las víctimas eran judías.




En cuanto a la Bolsa de Valores, se dijo que, días antes de los ataques, hubo negocios “raros”, que se colocaron “un montón” de opciones en las acciones de United Airlines y American Airlines.




Para los teóricos de la conspiración, eso sólo podía significar que los accionistas sabían algo. Las autoridades aseguran que se trató, en todo caso, de “una coincidencia”.




El misil que cayó en el Pentágono




Uno de los temas que más ha atraído la atención, no sólo de los teóricos de la conspiración, sino del público en general, es el del ataque contra el Pentágono. ¿Cómo fue posible que un avión se pudiera estrellar allí, una hora después de que ocurrieran los primeros ataques? ¿Por qué no estaba debidamente protegido, cuando ya se sabía que EU estaba bajo fuego?




Más allá de eso, escépticos como los de Reopen911.org se preguntaron cómo un avión tan grande pudo dejar un agujero tan pequeño y cómo Hani Hanjour, el secuestrador que pilotaba el vuelo 77 de American Airlines, pudo dar en el blanco tan exitosamente cuando, según reportes, apenas unas semanas antes había fracasado en sus pruebas de pilotaje.




El periodista francés Thierry Meyssan argumentó, en su libro L’Effroyable Imposture (El gran fraude), un bestseller publicado en más de 10 idiomas, que lo que impactó al Pentágono fue en realidad un misil, lanzado por el propio Gobierno.




En cuanto al tamaño del agujero, ingenieros civiles de la Universidad de Purdue determinaron que una de las alas de la nave se impactó contra el suelo; la otra se destruyó al momento del impacto. Lo que se estrelló fue lo que quedaba del avión.




Otros escépticos se enfocaron en porqué este avión no fue derribado. La explicación oficial ha sido que el hacerlo se hubiera tomado horas, porque no estaban suficientemente preparadas.




De acuerdo con la revista Popular Mechanics, que en 2005 publicó una edición para “desentrañar los mitos del S-11” y un año más tarde publicó un libro al respecto (Debunking the 9/11 Myths), sólo 14 aviones de combate estaban en alerta en los 48 estados contiguos a la zona afectada aquel día.




Vuelo 93 ¿heroísmo o montaje?




La historia de los pasajeros de vuelo 93 de United Airlines organizándose para impedir que su avión se convirtiera en el cuarto misil recorrió el mundo. Pero para los teóricos de la conspiración, lo que sucedió en realidad fue totalmente diferente: el avión, afirman, fue derribado.




Como prueba, alegan que se vio una aeronave blanca cerca de ahí cuando el avión se estrelló sobre un descampado en Pennsylvania, y que pudo haberlo derribado. También dicen que el hecho de que se hayan encontrado objetos relacionados con el incidente lejos de la zona donde cayó el aparato prueba que éste fue blanco de un ataque.




La orden de derribar el avión, dijeron, era un probable indicio de que los pasajeros descubrieron el complot del Gobierno y éste no estaba dispuesto a ser descubierto.




Sobre la aeronave blanca, después se reveló que se trató de un Dassault Falcon 20, un avión empresarial que estaba cerca y a cuyo piloto se le pidió verificar si el vuelo 93 se había estrellado.




De los restos del avión, la Comisión del S-11 concluyó que la zona donde se encontraron estaba dentro del rango donde podía estar, dada la magnitud del impacto.




La caja negra del vuelo 93 fue la única reveló y avaló la versión de que pasajeros se organizaron para enfrentar a los secuestradores.




FICHA TÉCNICA
El complot en la televisión




En junio de 2005, una popular serie alemana de televisión, Tatort, lanzó un episodio donde una mujer asegura que los ataques del S-11 fueron orquestados por la familia Bush, por su ambición petrolera y de poder. La mujer se entera gracias a que su compañero de cuarto había sido entrenado para ser uno de los pilotos de los aviones secuestrados, pero al final se quedó atrás. El compañero aparece muerto. EL FBI y la CIA lanzan una cacería contra la mujer.




En la temporada 10 de South Park, hay un episodio, “Mystery of the Urinal Deuce”, en el que Eric Cartman, uno de los personajes centrales de la serie, llega hasta la Casa Blanca, donde le confiesan la dramática verdad: el Gobierno orquestó el S-11.




En un episodio de “Rescue Me”, el personaje de Daniel Sunjata (un teórico de la conspiración en la vida real), asegura a un periodista que el S-11 fue obra del Gobierno, que quería crear un escenario similar al de Pearl Harbor para poder justificar su gasto militar e impulsar su control petrolero.




FRASE




Estos ataques pueden destrozar el acero de nuestros edificios, pero no pueden destruir el acero de nuestra determinación




George W. Bush, ex presidente de Estados Unidos.





Fuente : Informador.com.mx





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